martes, 26 de marzo de 2013

¿Domingo de Resurrección o día de la coneja?


 Don Espiridión Uñafuerte un viejo lobo de mar, terror de los barcos atuneros y defensor de los delfines; cuenta una leyenda sobre el origen del día de la “coneja”, misma que a continuación relato: “Cuentan que en la tumba en la que colocaron el cuerpo de Jesús, estaba escondido un conejo llamado Yasser que entre miedo y curiosidad, veía como la gente lloraba dolida por la muerte de aquel hombre que desconocía.  Su miedo se convirtió en terror, cuando la gente abandonó la tumba y selló la entrada con una enorme piedra, entonces el conejo salió de su escondite y se echó en el piso, cerca de donde yacía el cuerpo de Jesús; para después quedarse dormido.
Sin saber cuanto tiempo había transcurrido, despertó cuando sus sentidos percibieron movimiento dentro de aquella oscuridad, tomó asiento sobre sus patitas traseras justo en el momento que el cuerpo de aquel Hombre también se levantaba atravesando la sabana que lo cubría sin haberla rasgado, creyendo que su vista lo engañaban, el conejo Yasser frotó sus ojos con sus patitas delanteras; sin embargo era cierto ese Hombre estaba vivo y lentamente caminaba hacia a entrada de la tumba, cosa que provocó que al conejo Yasser casi se le cayera la quijada al suelo, de repente la pesada piedra que cubría la entrada se movió y un ángel se puso de rodillas ante Jesús que salía sonriente.
En ese momento al pobre conejo Yasser se le cayeron los “uyuyuy”, así no’más, ¡Plaf! Y perdió el sentido.
Cuando despertó de nuevo y aún muy asustado, recogió sus miserias y a paso rápido se dirigió al monte, donde las escondió cuidadosamente. Ese mismo día cambió su nombre por el de Yassuri y se convirtió en la estrella de un tugurio regenteado por una hiena.
Y es por esta razón, se habla de los huevos de la coneja en el Domingo de Resurrección”.

Hasta aquí la leyenda que cada Domingo de Resurrección, tras la Misa y una rica comida a base de mariscos y pescado, relata Don Espiridión después de unas “Pacífico” y un par de tequilas.

Lo cierto es que hemos olvidado el verdadero significado de una celebración que a mi punto de vista, es tan importante como la Navidad.
En el Domingo de Resurrección o de Pascua, celebramos precisamente la Resurrección de Jesús; hecho en el que reposa mucho de mi Fe Católica.
El nacimiento y la resurrección de Jesús, son algo que debemos de celebrar todos los días; ¡Cristo Vive! Resucitó de entre los muertos y su resurrección demuestra que su promesa de que podemos tener un lugar en el Paraíso, un hogar eterno en el cielo es cierta; si aceptamos a Dios en nuestras almas, en nuestros corazones, en nuestras vidas.

Celebremos con alegría este próximo Domingo de Resurrección por lo que en realidad significa y dejemos escondidos “los huevos de la coneja”…….Yassuri agradecerá que guardemos su secreto.




viernes, 8 de marzo de 2013

Para todas las mujeres


Me preguntaron que opino de la mujer, bueno, esta es mi respuesta:

Las mujeres con las que me toca convivir y comentar lo que sucede en estos caóticos y atribulados tiempos tienen edades que rondan entre los 40 y pocos; y los 70 y menos.

  La gran mayoría de ellas están casadas; algunas ejercen su profesión o trabajan en lo que encuentran y después tienen que hacer las labores del hogar (muchas veces sin ayuda doméstica, lo cual es de admirarse y respetarse), las demás o trabajan o son amas de casa.

Inteligentes, honestas, sensatas, divertidas, tiernas, hermosas; lo mismo lloran con alguna balada que les toca el alma, o se visten de leonas dormidas y cantan a viva voz que hoy van a cambiar; y de vez en cuando, toman el estandarte de Paquita (¿Cuál?....la del Barrio….aaahhh, ok!!!) y con mucha enjundia lanzan al aire el grito de:
¿Me estas oyendo, inútil?
La música “disco” las carga de energía y bailan como adolescentes en un sábado en la noche; extrañan los “huateques”, y no ven con mucho agrado los hoy llamados “antros”.

 Son sensibles, les gusta escuchar y ser escuchadas; son coquetas pues son muy seguras de si mismas, es imposible negar que en sus miradas existe brillo difícil de explicar, quizá por eso sus ojos son cautivadores.

 Son aguerridas, fuertes, socarronas, tercas y de un cinismo delicioso; son amables y condescendientes en el buen sentido, pues a pesar que muchas veces nos adelantan por varios pasos, caminan junto a nosotros pacientemente.
Mediadoras por excelencia, previsoras; tratan de evitar conflictos en lo posible, pero si son inevitables, los enfrentan sin miedo, las mujeres son valientes.

 Aman sin reserva entregándolo todo, por eso no toleran las traiciones; repudian la violencia y abrazan la razón y el dialogo.

 Son preciosas sin importar esos kilitos de más, sin importar esas “patitas de gallo”, sin importar el tinte para ocultar el blanco que lucha por cubrir su cabeza; han sabido aceptar el paso del tiempo y maduran con elegancia.

Algunas han recurrido a lo artificial, para aparentar juventud y lozanía, no las critico; quizá sea que yo prefiero lo natural.
Es posible que tengan razón cuando dicen: “No hay mujer fea, solo maridos jodidos.”

Creo que si de nuevo me preguntan que opino de la mujer, seré breve:
La mujer es Divino, bello y permanente recordatorio, de lo maravilloso que es el ser humano. De que Dios existe.

R.A. Castro